Editorial: El enésimo ataque recibido

22:33:00

Bajo el título "Procesión Magna en Chiclana, una orgía de confesionalismo", la revista chiclanera Puente Chico se ha hecho eco de una nota de prensa enviada por Cádiz Laica, en la que no sólo se critica duramente el gasto de dinero público en el acto del pasado 14 de agosto sino que se ataca duramente a las Cofradías y a la Iglesia Católica con acusaciones carentes de más argumentos que sus propios ideales manifiestamente en contra de dichos estamentos.

Esta asociación, Cádiz Laica, que se autoproclama defensora del laicismo institucional arremete contra el Ayuntamiento de Chiclana por financiar, en parte, la Procesión Magna Mariana tanto con ayudas económica como poniendo a disposición de tal fin al personal municipal. Bien es cierto que se ponen medios municipales para tal fin. Pero no olvidemos que se realiza el mismo esfuerzo por parte del Ayuntamiento para financiar otros eventos que tienen lugar en la ciudad, como pueden ser ferias, fiestas en barriadas o festivales de música, eventos que, en algunos casos, van dirigidos sólo a una parte concreta de nuestra población pero que, sin lugar a dudas, proyectan la marca "Chiclana" más allá de nuestras fronteras, atrayendo turismo a la localidad. Un turismo que es el principal motor de nuestra economía. Así que no seamos obtusos, ni nos enroquemos en argumentos que más bien recuerdan a un comunismo trasnochado, y no valoremos el acto por su contenido y si por su continente que no es otro que nuestra ciudad, la cual se ha visto beneficiada de una gran afluencia de público durante la jornada del pasado 14 de agosto. Y si no pregúntenles a los bares y negocios locales.

En una parte de esa nota de prensa, esta asociación afirma lo siguiente: Es habitual que los lobbys católicos traten de imponer su religión y dioses/as a toda la ciudadanía [...]. La Iglesia Católica y por ende las Cofradías tienen una labor evangelizadora, algo que se cristaliza con el eterno deber de dar a conocer la religión que profesan. En ningún momento, se trata de imponer unas ideas sino de enseñarlas. Pero ya sé que estos argumentos no les serán válidos ya que se empeñan en revivir viejos fantasmas del pasado y mantener abierta una herida que en vez de sanar sólo hace supurar rencor, odio y viejas rencillas. No quieran ver una iglesia politizada ni a unos políticos diocesanos, porque eso forma parte de un tiempo que quedó atrás, a pesar de que no quieran verlo. Y si tanto miedo tienen de ese adoctrinamiento social, presten atención a nuestra clase política nacional que intentan imponer su "doctrina" en una sucesión de leyes de educación que han llevado a un empobrecimiento del nivel cultural de nuestros estudiantes y a un incremento del abandono y el absentismo escolar, pero esto es harina de otro costal... o quizás saco, no vaya a ser que eso de costal les suene demasiado cofrade.

Y lo que es de traca, permítanme la expresión, es afirmar que el dogma de la Iglesia coloca a la mujer en un papel secundario. Tras un acto, en el que pudimos ver varias Hermanas Mayores, que por si no lo saben, son las máximas mandatarias en el seno de una cofradía, no creemos que sea el mejor momento para esgrimir el argumento del machismo católico. Por otra parte, el Papa Francisco sigue día tras día poniendo en valor las labores que realizan las mujeres en la Iglesia, una labor que es reconocida por todo el mundo cristiano y que es perceptible para toda la sociedad. Al menos, para la que la quiere ver. Pero como supongo que no estarán muy familiarizados con la actualidad episcopal, les pondré un ejemplo más humilde y más visible en nuestra ciudad. Les invito a que pasen una jornada con las Hermanas de Santa Ángela de la Cruz y comprueben de primera mano, la labor que realizan y luego, cuéntenme si su labor es secundaria o no.

A modo de conclusión, debo defender los derechos de todos nuestras Hermandades y Cofradías que de nuevo se ven vilipendiadas por aquellos que intentan una y otra vez rememorar tiempos pasados en los que, en efecto, Iglesia y Estado representaban los mismos ideales, y olvidan que los tiempos han cambiado y que, visto lo visto, es mejor andar el camino juntos, que separados. Olvidan la importante labor social de la Iglesia, la de las Hermandades y Cofradías y, sobre todo, se olvidan del importante papel de la mujer. Y se olvidan de que hay más argumentos para financiar este tipo de actos que para dejar la oportunidad de celebrarlos. Se olvidan del impacto económico en la ciudad, de los bares repletos de gente, de las colas en las heladerías y en las tiendas de golosinas. Y si olvidan todo esto por defender sus ideales, se están olvidando de la gente, se están olvidando de los chiclaneros.

Foto: María Benítez

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