La pequeña imagen de Jesús Nazareno -conocido como el "Divino Indiano"-, que actualmente custodian las monjas Agustinas Recoletas en el interior del convento, es uno de los ejemplos más singulares del arte novohispano conservado en España. De 46 cm. de alto, está realizado con pasta de yute.
Estas esculturas realizadas con este material, además de las de caña de maíz, fueron constantes durante las primeras centurias del Virreinato de Nueva España, utilizando los artistas indianos para estas esculturas técnicas y saberes ya empleados en tiempos prehispánicos. El Indiano, que no es de caña, sino de una madera ligera, supone una variación de está técnica, siendo además la única obra que se conserva a nivel internacional que tiene cáscara de escarabajo verde como recubrimiento; de ahí la gran importancia para la iconografía iberoamericana y española.
En noviembre de 1674 el comerciante Julián Cortés firmaba un acuerdo con la comunidad agustina para que la imagen -que en principio estaba destinada para culto privado- presidiera el retablo mayor del convento, colocándose en el mismo el 24 de febrero de 1675. Llegó al puerto de Cádiz con fama de milagroso al haber salvado a la tripulación del navío de una gran tempestad.
La imagen, que representa una de las caídas de Cristo, conserva las potencias de filigrana mejicanas y en su cruz se insertan relicarios. La urna donde se guarda formaba parte del tabernáculo que presidió el altar mayor del convento hasta principios del siglo XX.
Queda también reflejada esta imagen en la bella portada de la iglesia de Jesús Nazareno, de mármol de Carrara y que reproduce el altar mayor con el fin de sacralizar el espacio exterior.
En determinadas ocasiones de carácter extraordinario se ha podido ver a esta imagen como en la Procesión Magna de 2003 con motivo del VII Centenario, así como en la exposición de Arte Sacro "Estelas de Piedad", también en 2003 con motivo de la reseñada efemérides.
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