Poco a poco, y con la seguridad que daban los partes meteorológicos, la Hermandad llegó a la Carrera Oficial, donde el buen hacer de las dos cuadrillas de hermanos costaleros arrancaron los aplausos de la multitud de público que allí se concentraba.
Entre palmas y hebreos, el cortejo se acercó a la Plaza Mayor donde, con paso firme y decidido, enfiló la rampa de acceso a la Iglesia Mayor. Una vez dentro del primer templo chiclanero, se vivieron los momentos más íntimos y emotivos con la realización de la Estación de Penitencia.
Tras salir de la Iglesia Mayor y adentrarse en la calle Larga, se llegó a la plaza de Jesús Nazareno donde ambos pasos saludaron de manera cortés a la Hermandad del Nazareno.
Y para finalizar, lo que todo el mundo estaba esperando y que ningún chiclanero se quiso perder, la subida de la calle Hormaza. Son los momentos en los que todo el mundo se hace partícipe del trabajo del costalero y se adentra de alguna forma en la intimidad del faldón. Las palabras de aliento del costalero se mezclan con las del público que arropaba a ambos pasos en todos los tramos de la calle Hormaza. Ambas cuadrillas demostraron el buen hacer del que se siente hermano y costalero de una Hermandad, demostrando ese amor infinito que solo se le puede tener a Jesús y María.
Y a la hora prevista, llegó la Hermandad a casa. Los pocos hebreos que habían resistido el duro camino se adentraban apresurados en la Capilla de Nuestra Señora de la Estrella y los nazarenos que acompañaban al palio hacían lo propio. Con elegancia y mesura ambos pasos se recogieron y comenzaron los besos y abrazos de todos los que se saben valederos de un trabajo bien hecho.
| Redacción: Francisco José Morales Aleu | #Fran_J_Morales |
| Redacción: Francisco José Morales Aleu | #Fran_J_Morales |
EmoticonEmoticon