// Francisco J. Morales Aleu // ¡Venga de frente! //
El próximo 19 de octubre, el Consejo Local de Hermandades y Cofradías, como acto principal conmemorativo del Año de la Fe, realizará una peregrinación a la Santa Iglesia Catedral de Cádiz. Un hecho que dilapida las esperanzas de muchos cofrades chiclaneros de celebrar un evento digno de ser recordado y que hubiera estado a la altura de un acontecimiento tan especial como ha sido este Año de la Fe. Algo que si han sido capaces de organizar otras localidades como Puerto Real, Conil o Villamartín. Localidades que, quizás y con todos mis respetos, pudieran tener una menor entidad en lo que al mundo cofrade se refiere.
Muchos han visto como culpable principal al propio Consejo y han descargado sus iras contra este organismo en foros y redes sociales, otros, alentados por declaraciones de algún que otro miembro del Consejo, han puesto en la picota a los hermanos mayores que votaron desfavorablemente a la propuesta de celebración de un Via Lucis Mariano. De una forma u otra, todo el mundo ha querido desahogarse emitiendo sus comentarios en contra y, como se suele decir, no se ha dejado títere con cabeza.
Entre estos comentarios, destacan los que apuntan directamente a una dimisión en pleno del Consejo como una posible solución a lo que llaman estancamiento de la Semana Santa chiclanera, pero los que así han opinado no se dan cuenta de que el Consejo está formado por los hermanos mayores de todas y cada una de las Hermandades y Cofradías, tanto de Penitencia como de Gloria, y que para producirse esta dimisión, primero tendrían que perder esa condición de hermanos mayores. Además de esto, hay que analizar la posición en la que quedarían nuestras hermandades con respecto al Obispado, al que creo que no le sentaría demasiado bien que se produjera ni tan si quiera la dimisión de algún miembro del Consejo.
Con todo esto de las dimisiones de hermanos mayores, me viene a la mente otra cuestión. Si se van los hermanos mayores y lógicamente sus Juntas de Gobierno, ¿quién ocuparía estos cargos? Muchos pensarán que hay gente de sobra, pero si hay gente de sobra, entonces ¿por qué se presentan una o a lo sumo dos candidaturas a los cabildos de elecciones de las hermandades? Si somos realistas, debemos darnos cuenta que en Chiclana los mismos que alzan voces incendiarias contra el Consejo son los mismos que luego no son capaces de tomar las riendas de sus respectivas hermandades, presentando candidaturas. Y es que los toros se ven más fácil desde la barrera. Si tan descontentos están algunos cofrades, que actúen, que se pongan el mono de trabajo, se fajen y asuman el control del mundo cofrade para intentar cambiarlo desde dentro y no desde Twitter, Facebook y demás foros y redes sociales.
Posiblemente algunos de los que lean esto, sobre todo si son jóvenes, pensarán que no hay oportunidades para aquellos que no pertenecen a esos “clanes” que en algunos casos parecen haberse adueñado de las hermandades. A éstos les diré que no hay que aburrirse, que hay que seguir luchando en el seno de la hermandad y no tomar la calle del medio e intentar buscar un “carguito” en otras hermandades o en algún grupo parroquial de nueva creación. Dios y el tiempo ponen a cada uno en su sitio y si se trabaja duro, el resultado tarde o temprano llegará. Es cierto que si analizamos las juntas de gobierno de nuestras hermandades en su conjunto, poco ha cambiado desde hace unos años hasta la fecha. Se ven las mismas caras, las mismas personas rotando en los distintos cargos. Pero para cambiar esto hay que trabajar duro, muy duro.
Con todo esto, no pretendo posicionarme a favor del Consejo, ni mucho menos, simplemente trato de hacer una reflexión de la realidad cofrade de Chiclana que muchos o no ven o no quieren ver y, a la vez, animar a esa juventud, que cada vez tiene más peso y más pujanza en nuestra Semana Santa, a reflexionar sobre su posición, y que de esta forma, se animen a participar de manera activa en sus respectivas hermandades con la mirada puesta en conseguir ese ansiado cambio y esa evolución que muchos reclaman.
Muchos han visto como culpable principal al propio Consejo y han descargado sus iras contra este organismo en foros y redes sociales, otros, alentados por declaraciones de algún que otro miembro del Consejo, han puesto en la picota a los hermanos mayores que votaron desfavorablemente a la propuesta de celebración de un Via Lucis Mariano. De una forma u otra, todo el mundo ha querido desahogarse emitiendo sus comentarios en contra y, como se suele decir, no se ha dejado títere con cabeza.
Entre estos comentarios, destacan los que apuntan directamente a una dimisión en pleno del Consejo como una posible solución a lo que llaman estancamiento de la Semana Santa chiclanera, pero los que así han opinado no se dan cuenta de que el Consejo está formado por los hermanos mayores de todas y cada una de las Hermandades y Cofradías, tanto de Penitencia como de Gloria, y que para producirse esta dimisión, primero tendrían que perder esa condición de hermanos mayores. Además de esto, hay que analizar la posición en la que quedarían nuestras hermandades con respecto al Obispado, al que creo que no le sentaría demasiado bien que se produjera ni tan si quiera la dimisión de algún miembro del Consejo.
Con todo esto de las dimisiones de hermanos mayores, me viene a la mente otra cuestión. Si se van los hermanos mayores y lógicamente sus Juntas de Gobierno, ¿quién ocuparía estos cargos? Muchos pensarán que hay gente de sobra, pero si hay gente de sobra, entonces ¿por qué se presentan una o a lo sumo dos candidaturas a los cabildos de elecciones de las hermandades? Si somos realistas, debemos darnos cuenta que en Chiclana los mismos que alzan voces incendiarias contra el Consejo son los mismos que luego no son capaces de tomar las riendas de sus respectivas hermandades, presentando candidaturas. Y es que los toros se ven más fácil desde la barrera. Si tan descontentos están algunos cofrades, que actúen, que se pongan el mono de trabajo, se fajen y asuman el control del mundo cofrade para intentar cambiarlo desde dentro y no desde Twitter, Facebook y demás foros y redes sociales.
Posiblemente algunos de los que lean esto, sobre todo si son jóvenes, pensarán que no hay oportunidades para aquellos que no pertenecen a esos “clanes” que en algunos casos parecen haberse adueñado de las hermandades. A éstos les diré que no hay que aburrirse, que hay que seguir luchando en el seno de la hermandad y no tomar la calle del medio e intentar buscar un “carguito” en otras hermandades o en algún grupo parroquial de nueva creación. Dios y el tiempo ponen a cada uno en su sitio y si se trabaja duro, el resultado tarde o temprano llegará. Es cierto que si analizamos las juntas de gobierno de nuestras hermandades en su conjunto, poco ha cambiado desde hace unos años hasta la fecha. Se ven las mismas caras, las mismas personas rotando en los distintos cargos. Pero para cambiar esto hay que trabajar duro, muy duro.
Con todo esto, no pretendo posicionarme a favor del Consejo, ni mucho menos, simplemente trato de hacer una reflexión de la realidad cofrade de Chiclana que muchos o no ven o no quieren ver y, a la vez, animar a esa juventud, que cada vez tiene más peso y más pujanza en nuestra Semana Santa, a reflexionar sobre su posición, y que de esta forma, se animen a participar de manera activa en sus respectivas hermandades con la mirada puesta en conseguir ese ansiado cambio y esa evolución que muchos reclaman.
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