Cuando el Viernes de Dolores casi toca a su fin, cuando la Cuaresma agoniza entre estertores de primavera y anuncia con un último suspiro que ya es Semana Santa, cuando los templos se cierran y sólo queda la espera….
Espera que termina en el ritual místico que cada cofrade, músico o costalero tiene para vestirse el día que sale con su hermandad. El ritual que te lleva cada año a comer la misma comida, a vestirte en el mismo sitio, a besar la misma estampa…
El ritual que hace aflorar los sentimientos, ese que crea emociones, el ritual que hace parar al tiempo, ese que te estrangula con un nudo en la garganta, el de los tambores y cornetas, el de la túnica y la capa, el que está encerrado en la molía, el costal o la faja…
El ritual que te dice que ya por fin es Semana Santa.